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Pilar Alegría, la nueva ministra de Deportes hace un triple salto: conserva Educación y pasa de ser la voz del PSOE a la de Moncloa

Ilustración de la ministra de Educación y nueva portavoz de la Ejecutiva Federal del PSOE
Ilustración de la ministra de Educación y nueva portavoz de la Ejecutiva Federal del PSOE
Carlos Gámez
Ilustración de la ministra de Educación y nueva portavoz de la Ejecutiva Federal del PSOE

Zaidana, dialogante y socialista. Así se describe Pilar Alegría en su cuenta de Twitter, haciendo gala de tres aspectos que sin duda la representan: presume de haber nacido en un pequeño pueblo y consiguió ser la cara de su partido en tiempos revueltos, con firmeza, pero sin levantar la voz. Socialista lo es desde muy joven y apenas con 30 años ya era diputada en el Congreso. Desde entonces, ha desempeñado muy diversos puestos, en instituciones locales, autonómicas y nacionales, y también en lo orgánico, que la han convertido en una de las caras más reconocibles del PSOE.

Licenciada en Magisterio, consejera aragonesa de Universidad y delegada del Gobierno en Aragón, fue nombrada ministra en 2021, cuando Pedro Sánchez acometió una profunda remodelación de su equipo durante su segundo mandato. El presidente ha vuelto a confiar en ella y le ha dado más peso dentro del Ejecutivo: a las competencias de Educación se une ahora la de Deporte y la portavocía del Gobierno.

Desde esta nueva atribución, tendrá que trasladar al público los acuerdos del Consejo de Ministros, puesto que antes desempeñaba Isabel Rodríguez y que no le resultará totalmente desconocido: hacía meses que ejercía ese mismo papel dentro de su propio partido, como portavoz de la Ejecutiva Federal.

La persona que a partir de ahora dará la cara por todo el Gobierno se caracteriza por sus formas tranquilas, aunque haya tenido que sacar carácter en ocasiones para responder acerca de temas controvertidos y defender las políticas trazadas por el partido desde el atril de Ferraz, que cambia ahora por el de La Moncloa. En estas últimas semanas, sin ir más lejos, se ha tenido que bregar para explicar los acuerdos para la investidura, en la que ella misma ha colaborado como miembro de la comisión negociadora.

Nacida en La Zaida (Zaragoza) en 1977, estudió en una escuela rural, modelo que defiende desde su cargo. Admite que entre sus amigos de la infancia, con los que sigue en contacto, hay personas de todo signo político. Pero ella sí tiene claro su posicionamiento. Ya en 2008, se convirtió en una de las diputadas más jóvenes del Congreso de los Diputados. Además, su experiencia en lo orgánico no es nueva: ya perteneció a la Ejecutiva Federal de su partido en 2011, en la época de José Luis Rodríguez Zapatero, donde estuvo implicada, precisamente, en tareas educativas pero también de organización.

Finalizada su experiencia como diputada, en 2015 se convirtió en consejera de Innovación, Investigación y Universidad del Gobierno de Aragón, liderado por el socialista Javier Lambán. De la política autonómica pasó entonces a la municipal, como cabeza de lista del PSOE a la Alcaldía de Zaragoza. Aunque ganó las elecciones, el bloque de la derecha pudo gobernar en la ciudad. Su periplo como jefa de la oposición duró poco: en menos de un año, Pedro Sánchez confió en ella para ponerse al frente de la Delegación del Gobierno en Aragón.

Tras año y medio en el cargo, el líder del PSOE volvió a ponerse en contacto con ella para ofrecerle el Ministerio de Educación y FP, desde el que tuvo que afrontar la aplicación de la última ley educativa poniendo en marcha los nuevos currículos, afrontar la digitalización de los centros e impulsar la Formación Profesional. Ahora, asume también las competencias de Deportes en una carrera de fondo en la que también tendrá que poner voz a los acuerdos del nuevo Ejecutivo, en el que ella es una de las repetidoras.

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